M e gusta m e ter los ojos en dond e no deb e ría.
M e gustan los g e midos aj e nos
Me lla ma todo lo que tiene que ser observado con detalle y amor, como quien fotografía su primer atardecer, y siente que lo ha entendido todo cuanto no entendió: como quien se autoperdona por lo que está a punto de cometer.
Un crimen. De autor;
Autor
LECTURA
CATEGORIA
Si fuera un p e z dorado doméstico m e gustaría vivir d e ntro de un departam e nto en un piso muy alto, con una par e ja heterosexual de blancos muy cachondos y muy sensibl e s;
Ella: El:
hampartista
artista
Sería delicioso observar como se destruyen uno al otro.
¿Cuántas veces podría oír el traqueteo de su romance antes de morir?
Contaría cada beso que se dan sin sentir algo, contaría esos besos que son de rutina, una costumbre, un toc, o un tic o un tic tac
Pasaría el resto de mis dias como pez pensando en que ella lo debería de dejar a él:
Él ni siquiera tiene aspiraciones, su sueño más grande ya lo cumplió y no encuentra nada más que hacer de su vida, se siente vacio, completamente hueco, los vidrios de esta pecera se sienten más vivos que su vida, toma demasiado, fuma demasiado, se masturba viendo porno ruso demasiado, se desvela viendo catálogos de alfombras persas, toma café con leche, no me alimenta lo suficiente.
En cambio,
Ella:
Ilumina toda la sala, puedo sentir cuando se acerca a darme de comer y me hace sentir curioso, me hace preguntar por qué soy el único pez dorado aqui.
Es tan tierna cuando me cambia el agua, y como me habla, no entiendo nada de lo que dice, pero el sonido que emana su boca, sale revoloteando como pavor real que se cree polilla a mis no oidos.
Imaginarme todo esto como pez me produce cierta, humedad.

En cuanto a fantasías me refiero: mirar es una fantasía en sí.
Por eso mi mente vive en constante erección.
Una particular latencia alimenta mi intermitente fe.
He encontrado algo que nadie ha encontrado.
Y pierdo sí les digo qué es





