El demandante, identificado únicamente como "Señor Transparente" para proteger su anonimato (o su inexistencia, según algunos escépticos), sostiene que el espejo en cuestión se niega a reflejar su imagen desde hace años. "¿Por qué yo no merezco un reflejo como cualquier otra persona?", declaró el hombre en una conferencia de prensa desierta.

"La sociedad está obsesionada con la visibilidad, y yo no voy a tolerar esta invisibilización".

El abogado del espejo, el reconocido licenciado Pulido Brillante, argumenta que su cliente no está capacitado para alterar las leyes de la óptica. "El espejo simplemente cumple con reflejar la luz que llega a su superficie. Si el señor no proyecta nada, no hay nada que reflejar", explicó, señalando que cualquier intento de forzar un reflejo podría dañar la integridad estructural del espectro de luz visible.

Sin embargo, los activistas por los derechos de los individuos transparentes respaldan al demandante. "No se trata de ciencia, sino de inclusión", afirmó Clara Visión, portavoz del movimiento. "¿Cómo podemos hablar de un mundo justo si ni siquiera les damos un lugar en los vestidores?".

El caso ha provocado debates filosóficos y científicos. Algunos expertos cuestionan la existencia misma del hombre invisible, mientras que otros plantean la posibilidad de que sea una metáfora viviente de la opresión moderna. "Tal vez no podemos verlo porque refleja nuestra incapacidad de mirar más allá de lo evidente", sugirió un profesor de antropología en un tono que nadie pidió.

El juicio ha sido aplazado debido a problemas logísticos: el demandante se niega a presentarse sin un reflejo visible, y el espejo fue momentáneamente retirado de la sala tras ser acusado de "actuar como si fuera mejor que los demás".

Entre tanto, la demanda ha inspirado nuevos movimientos en redes sociales bajo el hashtag #YoSíVeoALosInvisibles, y una compañía de cosméticos ya ha lanzado un prototipo de maquillaje reflectante "para quienes desean ser vistos de verdad".